Friday, February 22, 2013

Nos guardamos

Pesado y contundente
hace casi un lustro, mi cuerpo,
a pesar de ello,
era ágil y eficiente,
rápido y decidido.
Inseguro de toda la vida
pero se movía hábil y flexible.
Cómo, cuánto lo extraño.
Esta lentitud no me va,
este parsimonioso modo de trasladarme
de aquí a allá me sigue siendo ajeno.
Finjo aceptación y tolerancia
de la que soy ahora
pero me llaman el viento
y las ramas de los árboles;
llaman mi nombre las nubes y las hojas.
Escucho y miro este clamar por “Tita”
imantada y fija en mi torpeza ambulatoria.
Me llaman la arena y las olas;
Me dicen que extrañan mis pies descalzos.
En esta hambruna que padezco
hablo con un Creador, le suplico que se me manifieste
le exijo que me diga: “Aquí estoy, hijita, ¿qué deseas?
-Si eres El creador omnisciente, ¿para qué me preguntas?
-Para constatar que sabes lo que me pides.
-¿Cómo chingados no voy a saber lo que te pido? Te pido
mi cuerpo, el de antes, ese lo quiero otra vez.
Después escucharás mi agradecimiento infinito
y procuraré no molestarte más.
El Creador se guarda en su silencio.
En mi silencio también yo me guardo y le lloro.
Y le lloro.

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